Joe Biden pone fin de manera práctica a la minería de Uranio en los alrededores del Gran Cañón. El presidente de Estados Unidos ha anunciado el nombramiento como monumento nacional de la zona, restringiendo de manera permanente su extracción. La decisión ha sido hecha pública en Arizona, primera parada de dentro de una gira por el oeste en la que quiere destacar su apuesta por la protección del medioambiente de cara campaña para las presidenciales de 2024. La decisión del presidente estadounidense, Joe Biden, de nombrar “monumento nacional” una vasta zona alrededor del Gran Cañón tiene una implicación importante por la que activistas y tribus llevan años peleando.El nuevo estatuto de estas tierras, de una superficie de 400.000 hectáreas, pondrá fin de manera definitiva a la minería de uranio en la zona. La extracción de este mineral está restringida desde 2012 de manera temporal, pero ahora la prohibición será permanente.Dentro del Gran Cañón no hay ninguna mina activa, pero sí en los alrededores, además de haber proyectos y solicitudes para nuevas puestas en marcha.Según el grupo conservacionista hispano HECHO, además de la preservación histórica y turística, hay un riesgo muy importante, como explica su portavoz Daniela Zavala.“Salvaguarda las fuentes vitales de agua para la vida silvestre y millones de personas en la región. La minería de uranio aquí en Arizona ha causado estragos en el pasado, especialmente en las tierras de las comunidades indígenas. En el 2008, varias agencias gubernamentales, tribales y federales identificaron 29 fuentes de agua con niveles de uranio que excedían los estándares de agua potable segura en la nación navajo”, subraya.“El río Colorado recorre 277 millas a través del Parque Nacional del Gran cañón y la extracción de uranio alrededor de este ícono de Arizona era una amenaza para esta fuente de agua crítica para alrededor de 40.000.000 de personas que dependen de ella”, destaca Zavala.¿Pero es necesario minar uranio en la zona? Según la Administración de Información Energética nacional, en 2021, último registro antes de la guerra en Ucrania, Estados Unidos apenas producía el 5% del uranio consumido por sus centrales nucleares. El resto, lo importaba.Además, según The Grand Canyon Trust, con las estimaciones más optimistas el uranio potencialmente minable en la zona apenas supone el 2,5% de las reservas nacionales. Unas cifras que para Daniela Zavala no justifican el riesgo.“La cantidad de uranio que se puede extraer del Gran Cañón es insignificante y el riesgo de extraer uranio en estas áreas de tierras públicas alrededor del Gran Cañón no valen la pena. El riesgo por esa cantidad de uranio que se puede extraer”, concluye la militante ecologista.La administración Biden ha confirmado no obstante que esta decisión prohibirá los nuevos proyectos de explotación de uranio, pero no afecta los derechos mineros ya existentes.