La justicia de Bolivia reabrió la investigación en el caso de un fallecido sacerdote español para ir tras sus presuntos encubridores, luego de la difusión de su diario personal en el que registró los abusos a centenares de indígenas menores de edad. El Ministerio Público de Bolivia decidió reabrir el caso del sacerdote catalán Luis María Roma, un día después de que el medio español El País revelara el diario personal del religioso fallecido en 2019, que cuenta sus abusos en el poblado indígena de Charagua, en el departamento de Santa Cruz (este).Acotó que el jesuita, apodado "Lucho Roma", abusó durante décadas de cientos de niñas indígenas en Bolivia y lo dejó por escrito. El medio de prensa identificó a unos 70 menores y tuvo acceso a los archivos fotográficos de Roma con niñas en Bolivia. Las memorias del jesuita en las que describía los abusos fueron encontradas por investigadores eclesiásticos y, según la publicación del diario, fueron nombradas como "Los Manuscritos de Charagua" y no fueron públicas hasta ahora.“Deslindarse institucionalmente”Tras cinco años de investigación, los Jesuitas de Bolivia admitieron en un comunicado haber tenido actuaciones “negligentes, indolentes y nefastas” ante estos abusos y pidieron que se reabriera la investigación. Esta confesión aparece luego de que la orden ocultase los resultados de su investigación interna sobre Luis María Roma. La Compañía de Jesús aseguró que “no protegerá a nadie que tenga responsabilidad en los casos de abusos porque primero son las víctimas”.Para Edwin Alvarado, dirigente de la Comunidad Boliviana de Sobrevivientes, una asociación de víctimas de pederastia, el comunicado de los jesuitas produce una profunda indignación: “No admiten todo lo ocurrido. Están orientando hacia la responsabilidad individual de los sujetos que gestionaron los conflictos en 2019 en el caso ‘Lucho Roma’. Sin embargo, la comisión investigadora es institucional, es de sus canales internos, de su justicia canónica. Y desgraciadamente en esa comisión investigadora estaba otro abusador, también ya denunciado, Carlos Villamil Olea, y estaba algún otro sacerdote, incluso del propio colegio, de donde sale la mayoría de miembros de esta comunidad”, explica.“Entonces, para nosotros resulta nefasto que, a título de reconocer responsabilidades, traten de deslindarse institucionalmente para cargar la responsabilidad en los individuos. Cada uno de estos individuos actuó como parte de un mecanismo institucional de la Compañía de Jesús y en su informe instaba a avanzar, y la Compañía decidió esconder los documentos hasta que se vio obligada a revelarlos”, recalca Alvarado.Investigación y víctimasEl caso del sacerdote Luis María Roma es tan solo uno más de este escándalo que destapó el diario El País. Entretanto la asociación de víctimas de pederastia en la Iglesia boliviana no parará hasta que la verdad se reconstruya.“La actitud de la Compañía es hipócrita, es soberbia y es meramente mediática. No son los apropiados para urgir a la justicia boliviana a reabrir el caso. La comunidad de sobrevivientes está segura de que el caso se va a reabrir por dos razones: por una esmerada investigación periodística que ha tomado como un año, y porque han aparecido las víctimas que no encontraba la Fiscalía, y están dispuestas a dar su testimonio en la justicia”, concluye Edwin Alvarado.