El entusiasmo del presidente Boric por los actos conmemorativos del 50 aniversario del golpe militar contrasta con un ambiente cuanto menos indiferente en Chile. Una reciente encuesta revelaba que el 36% del país piensa que los militares "tenían razón" dando el golpe en 1973. Y casi la mitad de los chilenos opina que el régimen de Pinochet fue "en parte bueno y en parte malo". A unos meses de los 50 años del Golpe (se cumplirán el próximo 11 de semptiembre), y de gira por Europa, Boric quiso reclamar consenso. Este jueves en la Universidad de la Sorbonne, en París, reconoció "los avances en los 30 años de Democracia, sin lugar a dudas. Pero aún son muchas las deudas que Chile arrastra en materia de verdad, justicia, reparación, y garantías de no repetición. Mientras nos sigan faltando nuetsros desaparecidos, no vamos a dejar de buscar". El mandatario chileno, frente al auditorio del anfiteatro Richelieu, pidió ademas desde su "ingenuidad provinciana", una condena común para garantizar unos principios básicos. Asi "se obtendra para el presente el valor universal de los derechos humanos. Y comprometernos a que, cuando en Democracia tenemos problemas, vamos a resolverlos con más Democracia", en alusión a las palabras de Allende en su histórico discurso frente a la ONU. Escándalos recientes dentro del Gobierno de Boric han empañado el carácter conmemorativo del aniversario. El propio coordinador del evento tuvo que dimitir entre críticas de banalización de la dictadura.En conversación con RFI, Máximo Quitral, historiador y politógolo chileno de la Universidad Tecnológica Metropolitana, asegura que no ve un país unido en la conmemoración. "Vamos a vivir unos 50 años con el país bien convulsionado. También ocurre por un sistema educacional que no ha enfatizado en aspectos de la memoria".Para Quitral, sectores de la derecha del país tampoco aceptan que la dictadura se instale como "un mecanismo de memoria permanente". El politólogo reconoce que los problemas internos de Chile pueden servir de munición para "solicitar gobiernos más duros", y que existe "un cierto relajo con respecto a las dictaduras". "Corresponde hacer un trabajo que demuestre a la ciudadanía que no se pueden repetir hechos que empañan la historia de nuestro país", concluye Quitral. Este debate sobre el golpe de Pinochet entre las nuevas generaciones llega bajo el mandato del presidente que nació al final de la dictadura. La falta de unidad contrasta con el ejemplo de Uruguay hace pocas semanas.