Perú prohibió este jueves el zarpe del buque tanque de bandera italiana "Mare Dorium", implicado en el derrame de unos 6.000 barriles de crudo en la costa central de Perú, atribuido al oleaje causado por la erupción volcánica en Tonga. RFI conversó con los pescadores afectados por el desastre y quienes intentan limpiar el derrame de carburante que llevará años quitar. “Ya son cinco días, y todo esto está contaminado. Nada de dónde nosotros pescábamos tiene vida, señor, y es una lástima, es una gran tristeza, hasta he llorado de ver nuestro mar así, invoco por favor ayuda”. Este es el dramático testimonio de Walter de la Cruz, pescador artesanal, con toda una vida viviendo del mar de la costa norte de la capital peruana, ahora cubierto de petróleo por un derrame de 6.000 barriles causado por la empresa española Repsol, que se produjo cuando se descargaba el crudo de un barco a la refinería que opera, en medio del fuerte oleaje que llegó a las costas peruanas después de la erupción del volcán de la isla de Tonga. El derrame, que se ha extendido a un área de más de un 1.7000.000 metros cuadrados, afecta dos reservas naturales y es considerado el mayor desastre ecológico en el país en mucho tiempo. Peces, aves, pingüinos, lobos marinos, aparecen muertos cubiertos de petróleo. Los pescadores artesanales de la zona se han quedado sin trabajo y exigen una reparación. “La contaminación ha creado un caos terrible. Esto ha creado una paralización total”, señala uno de los pescadores. “Queremos que reconozcan los daños que han cometido”, dice uno de los dirigentes del gremio de pescadores que protesta frente a la refinería de Repsol. Pero Repsol, que ha tratado de minimizar el desastre, no reconoce su responsabilidad. El gobierno ha dicho que la empresa no tenía un plan de contingencia para un caso como éste, lo que quedó evidenciado en su lenta e insuficiente reacción. La empresa podría ser multada con unos 35 millones de dólares, pero el daño causado es inmensamente mayor. "Sentía las manos pegajosas, terminé con tos” Grupos de voluntarios precariamente equipados caminan por las playas cubiertas de petróleo tratando de recoger el crudo y rescatar a los animales agonizantes. Un voluntario que encabeza un grupo que recoge petróleo con una lampa en la arena de la playa pide apoyo para mejorar su precario equipamiento: “Estamos nosotros mismos costeando nuestros trajes, nuestros guantes, nuestras botas”. Una estudiante que llegó a las playas contaminadas por el petróleo ofreciéndose como voluntaria para las tareas de limpieza, pero sin el equipamiento debido, dice que esa tarea la deben asumir profesionales en el tema. “No me arrepiento de haberlo hecho, pero esto tiene que ser hecho por personas profesionales, porque sentía las manos pegajosas, terminé con tos”. Ahora la tarea urgente es limpiar las playas y el mar, pero el daño ecológico es grande y a largo plazo. “La recuperación de la naturaleza va a tomar años, esta es un área natural protegida, son muchos años, estaríamos hablando de diez, veinte años, en que este ecosistema vuelva a ser lo que ha sido, pero primero se tiene que ver el retiro de todo el petróleo”, señala David Huamán, del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre. El presidente Pedro Castillo estuvo el jueves en la zona del desastre para firmar en ese lugar una ley para enfrentar los efectos del cambio climático. Una indignada población exigía sanción para la empresa. El presidente respondió que lo ocurrido no quedará impune. “Aquí no podemos rehuir las responsabilidades, se trata de asumirlas, en ese caso de la empresa causante del desastre ecológico”, aseguró Castillo. La ONU enviará al país un equipo de expertos en desastres.