Ya se sabía que habían sido espiados con el programa informativo Pegasus pero ahora, los periodistas de El Faro, en El Salvador, conocen muchos más detalles después del peritaje realizado por el laboratorio especializado en seguridad, Citizen Lab, en Toronto: 22 personas fueron espiadas a través de los teléfonos y hubo 226 infecciones con este programa de la empresa NSO Group. El gobierno salvadoreño del presidente Nayib Bukele negó cualquier implicación, pero la empresa israelí sólo vende el software a Estados. El peritaje revela que Pegasus intervino teléfonos de El Faro durante 17 meses; 22 personas fueron víctimas, entre ellas el jefe de redacción Óscar Martínez, víctima de 42 eventos de espionaje, el que más. Martínez explica que aún no saben qué se pudo extraer de esos teléfonos: “En el caso de 11 de los teléfonos, los peritajes concluyeron que había existido extracción de información, en el mío por ejemplo. En el caso de los otros 11, no lograron determinarlo lo cual no quiere decir que no ocurrió. Los peritajes no te permiten saber exactamente qué activaron en tu teléfono, el audio, la cámara, etc., ni te permiten saber exactamente qué extrajeron. Las organizaciones siguen trabajando con nuestros registros, pero hasta el momento ha sido imposible saber”. En relación con investigaciones Según El Faro, los momentos de espionaje coincidieron con investigaciones o revelaciones sobre el gobierno, como las negociaciones del presidente Nayib Bukele con las pandillas para reducir los homicidios a cambio de beneficios carcelarios y otras promesas vinculadas a los resultados de las elecciones del 2021. También ocurrieron en el momento de “las revelaciones sobre cómo estaban negociando la implementación del bitcoin en El Salvador, los eventos de corrupción alrededor del manejo de la pandemia donde demostramos incluso que se robaron más de 42.000 sacos de alimentos destinados para los hambrientos de la pandemia, y finalmente, las revelaciones sobre el gabinete oculto de venezolanos que gobiernan junto con Bukele. Las escuchas fueron coincidentes cuando teníamos reuniones o entrevistábamos a fuentes o publicábamos, y fueron masivas”, detalla Martínez. “Lo seguiremos haciendo” Este escándalo de espionaje en El Faro se agrega a otros ataques para entorpecer el trabajo de sus periodistas, pero Martínez asegura que seguirán haciendo periodismo: “Hemos tenido que encarecer las operaciones del periódico porque ya sabíamos desde hace meses que estábamos intervenidos. Muchas reuniones ahora tienen que ocurrir en persona, tenemos que comprar teléfonos desechables para comunicarnos, la logística para vernos con una fuente es cada vez más cara y más compleja, pero lo seguiremos haciendo, y seguiremos afinando estos protocolos. Ahora mismo hemos publicado un editorial en el periódico dirigido a nuestras fuentes, valientes y comprometidas”. Los periodistas de El Faro están pensando de qué forma pueden emprender acciones legales, algo difícil en un país donde el poder judicial está muy cuestionado y controlado por el oficialismo.