El Congreso de El Salvador, dominado por el oficialismo, aprobó modificar una norma constitucional para acelerar futuros cambios a la Carta Magna que pavimenta la vía al presidente, Nayib Bukele, para modificarla. Juristas, analistas y activistas la califican como un paso hacia un “esquema dictatorial”. Esta reforma permitirá “refundar este país”, afirman los diputados oficialistas, pero los críticos sostienen que, durante su nuevo mandato, Nayib Bukele podrá cambiar la Constitución “a su antojo” y “sin contrapeso”. “Lo que va a suceder es que a las necesidades y conveniencias y tiempo de Bukele, pues van a ir ordenándole algunas reformas”, comenta el constitucionalista Enrique Anaya.Según él, la reforma aprobada viola la Constitución y es antidemocrática: “Creo que el riesgo es que una mayoría política, que es meramente coyuntural y como tal provisional, va a poder modificar todas las reglas de una Constitución. Entonces va a poder, bien es cierto, refundar el país, pero no creo yo que esa refundación sea buenas noticias”.Una misma legislaturaPor ser un país unicameral, la Constitución, vigente desde 1983, estipula que toda enmienda debe ser avalada en un segundo periodo legislativo. Con la reforma aprobada por el Congreso de mayoría oficialista al artículo 248, la Asamblea puede modificar la Constitución de manera inmediata, sin necesidad de que dichos cambios sean ratificados por la siguiente legislatura.“A efectos prácticos, la Constitución salvadoreña se puede modificar en una mañana porque como va a ser la misma legislatura, puede hacer que a las 10 de la mañana aprueben la reforma y los mismos diputados a las 11 la ratifican. Por lo tanto, digamos, no va a haber oportunidades, ni debates, ni nada para las reformas constitucionales”, subraya Anaya.“Eso prácticamente es casi inédito en cualquier país democrático. No es que vayan a emitir, digamos, directamente y de inmediato una nueva Constitución, sino que se van a ir haciendo reformas, no en beneficio de la población, se van a ir haciendo reformas a conveniencia del Gobierno”, agrega el constitucionalista. Y, enfatiza, “sin que la gente se pueda pronunciar sobre eso, por supuesto que es una decisión autoritaria”.Una asamblea constituyente que no dice su nombreLas dos legislaturas existen en El salvador para permitir que las reformas aprobadas por la primera sean debatidas públicamente por el pueblo durante el periodo que precede a la elección de la segunda legislatura.“Implícitamente, los resultados de las elecciones en la integración de la segunda legislatura, habría un carácter refrendario de esa elección. Eso desaparece. Entonces, este cambio es que, a efectos prácticos, están creando una asamblea constituyente, aunque no tenga ese nombre. Y los salvadoreños, el 3 de marzo de este año no votamos por una asamblea constituyente, votamos por una Asamblea Legislativa que no podía ella misma cambiar la Constitución”, lamenta Anaya.