Colombia se prepara para renovar su Congreso este domingo. 39 millones de electores están habilitados para elegir a sus diputados, entre ellos los de los municipios más afectados por la guerra. Además, se definirán a los candidatos de las elecciones presidenciales con elecciones primarias en tres grandes coaliciones. La elección de 16 diputados que representaran a los municipios más afectados por la guerra, es la gran novedad de estas elecciones legislativas en Colombia. Un capítulo del acuerdo de paz de 2016 incluye la creación de 16 curules reservadas a las víctimas del conflicto, además de los 10 escaños destinados al expartido que surgió de la desmovilización de las FARC. Las curules de paz son un mecanismo electoral inédito que busca reincorporar a los municipios más marginados de la política colombiana tras décadas de conflicto armado. Estas serán designadas en los 167 municipios más afectados por la guerra y permitirán a los colectivos de víctimas enviar a 16 diputados al nuevo parlamento colombiano. Sin embargo, la presencia de grupos armados y la falta de recursos financieros para hacer campaña amenaza este mecanismo, según advirtió Fernando Giraldo, politólogo de la Universidad Javeriana de Bogotá. “El acuerdo de paz lo que dice es que para facilitar una integración de esa zona y no solo de los guerrilleros desmovilizados al sistema político colombiano, es importante que por lo menos durante dos periodos esos municipios debían poder participar por primera vez en elecciones auténticamente libres, con seguridad y con garantías” indicó Giraldo al explicar que esas curules van dirigidas, según la ley, exclusivamente a las personas o comunidades que hayan sido víctimas de la guerra. Esto significa que los miembros de los partidos tradicionales no van a poder postularse para estas curules y que, según lo pactado, “tampoco se podían postular personas que aún siendo de esas zonas hayan sido victimarios en la guerra” precisó Giraldo. Campaña electoral en zonas violentas Más de la mitad de esos municipios afectados, casi 100, hoy están inmersos en zonas que son supremamente violentas, por lo que hacer campaña electoral constituye un gran desafío, indica Giraldo. “Hay un control territorial por parte de bandas criminales y del narcotráfico y organizaciones que argumentan tener razones políticas como las disidencias de las FARC o el ELN, por lo tanto, los candidatos que se inscribieron muchos son de comunidades y efectivamente como lo dice la ley y el acuerdo de paz, han sido víctimas de la guerra que se tuvo. Pero otros; son parientes, hijos, hermanos, de comandantes del paramilitarismo, que tienen recursos y que cuentan con el respaldo de partidos políticos tradicionales que no tenían porqué intervenir en esas campañas”. El académico lamentó que bajo esta situación termina “no materializándose el fin noble que tenía el acuerdo de paz en este punto”, pues las curules de paz corren el riesgo de quedar en manos de candidatos cercanos a los integrantes de grupos armados o a partidos tradicionales.