Este 29 de octubre en Colombia, el triunfo fue para la política tradicional. Con un 55% de participación ciudadana, las alcaldías de las ciudades principales del país quedaron en manos de opositores o candidatos desligados del gobierno izquierdista de Gustavo Petro. ¿Cómo se explica este giro inesperado, después de un último periodo de gobiernos que se alejó de las líneas políticas tradicionales? Colombia vuelve a elegir a sus candidatos conocidos. Después de cuatro años caracterizados por gobiernos atípicos para la historia del país, la izquierda oficialista perdió los comicios regionales en ciudades principales como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. Y aunque la mayoría de los elegidos se muestran críticos con el presidente, su diversidad ideológica impide pensar que son parte de un mismo movimiento.“Cierta estabilidad”Según Andrés Segura, experto en gobierno y política pública, no se trata de una elección exclusivamente partidista: “Más allá de leerlo como de partidos o de izquierda a derecha, el país volvió a su zona de confort. Es decir, esos son los políticos de siempre. Los otros nos rompieron el corazón, no está funcionando. El presidente Petro ha generado muchas polémicas y muchas decepciones. Entonces como que volvamos a los que sean bonitos, pero que al final nos pongan otra vez en cierta estabilidad. Y eso fue lo que paso en general en las administraciones regionales”, estima.Gustavo Petro obtuvo solo dos de las 32 gobernaciones del país, lo que representa una derrota simbólica que baja sus proyecciones para negociar las nuevas políticas que regirán los gobiernos locales de 2024 a 2027.Disyuntiva“Lo que demostró Petro es que no pudo organizar políticamente al Pacto Histórico. Entonces lo que va a ver es que, en sus reformas, cuando entra a negociar los apoyos de los partidos, pues tendrá una posición débil”, subraya Segura.El experto señala que entonces Petro estará “nuevamente en la disyuntiva que siempre lo ha caracterizado”. Es decir, o “regresa otra vez al punto moderado con el que inició el gobierno el año pasado, y en ese caso tendría que habilitar mucha negociación burocrática”, en un “escenario donde pueda empezar a entregar cuotas burocráticas a diferentes partidos para buscar apoyos”.O bien, “la que ya pasó a principios de este año, que fue en su primera crisis, que en vez de buscar ser moderado, lo que hizo fue radicalizarse y entonces replegar fuerzas y consolidar un núcleo que le garantizara la lealtad entre sus seguidores”, concluye Segura.