La petrolera italiana Eni y la española Repsol podrían comenzar a enviar petróleo venezolano a Europa tan pronto como el próximo mes para compensar el crudo ruso, que tiene un veto por vía marítima hacia Europa. Se reanudan así los intercambios de petróleo por deuda interrumpidos hace dos años cuando Estados Unidos intensificó las sanciones a Venezuela. Estados Unidos dio luz verde a la exportación de petróleo venezolano hacia Europa, producido por las firmas italiana Eni y española Repsol. El producto de estas ventas debe ir al repago de la deuda venezolana. La luz verde de Washington podría suponer un impulso simbólico para el presidente venezolano Nicolás Maduro, según el experto en geopolítica de la energía Leonardo Buniak. “Lo que intenta el presidente Nicolás Maduro es obtener dividendos políticos, de alguna manera retóricamente, de los anuncios acerca del veto del petróleo ruso por vía marítima a Europa. Ciertamente, el crudo ruso corre peligro y riesgo, no solamente por el veto sino por la propia falla del mercado petrolero. Está muy claro que el mundo está a punto de tener un serio problema de oferta de suministro como consecuencia de la falla del mercado petrolero, visto a través de las acciones financieras. ¿Ahora, cuáles son las alternativas para el crudo ruso? Arabia Saudita, los Emiratos Árabes, Irán y Venezuela”, explica. “Incrementar la producción” Sin embargo, la respuesta actual de Venezuela es limitada: “En este momento no hay capacidad para cumplir con un aumento en la producción por encima de un millón de barriles diarios. Ni existe el dinero para hacerlo a corto plazo. En consecuencia, tendría que haber un levantamiento pleno de las sanciones y por supuesto, comenzar a producir inversiones multimillonarias en cinco años en Venezuela, inversiones por encima de los 20.000 millones de dólares anuales para poder recuperar el potencial de producción en los niveles observables hace 20 años atrás”, detalla Buniak. Pero “en Venezuela no hay en este momento exploración y perforación de pozos nuevos, y algunos pozos están agotados o definitivamente dañados porque requieren mantenimiento. Se requiere indudablemente una fuerte inversión en infraestructuras de explotación petrolera pero también de refinamiento y mejoría de los crudos. Lo que se podría hacer a corto plazo es incrementar la producción posiblemente en 200.000 barriles para que llegue hasta diciembre o a principios del próximo año a un millón, y eso no es suficiente para remplazar el crudo ruso. Por eso ese tema va a una negociación política porque lo más seguro es que veamos en los próximos años inversiones muy fuertes en Venezuela con el objetivo de incrementar el potencial de producción”, recalca el experto. Dos velocidades Mientras se reanudan estos intercambios entre Estados Unidos y Venezuela, el país sudamericano no recibió la invitación del gobierno de Joe Biden para la Cumbre de las Américas que inició este lunes. Aunque suena en un principio contradictorio, para el politólogo Eduardo Valero, la política estadounidense avanza a dos velocidades: “la velocidad de la conflictividad mundial” por una parte, con el conflicto ucraniano y “la urgencia europea por mantener la provisión de combustible y energía”, y el tema venezolano por otra parte, que pasa en un segundo plano porque “podría resolverse”. El volumen de petróleo que se espera que reciban Eni y Repsol no sería relevante y teniendo un impacto modesto en los precios mundiales del petróleo.