Hernández fue presentado ante un juez que debe resolver ahora si da curso a la extradición del mandatario pedida por Estados Unidos, que lo acusa de traficar unas 500 toneladas de cocaína hacia el país del norte. El exmandatario de derecha permanecerá en prisión hasta la próxima audiencia el 16 de marzo. El expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández fue trasladado este miércoles hasta la Corte Suprema de Justicia para su primera comparecencia ante un juez, que debe decidir su extradición a Estados Unidos. Allí lo esperaban simpatizantes de derecha, que lo apoyaban al grito solidario de “No está solo”, y detractores de izquierda, que celebraban su detención este martes. Hernández, quien finalizó ocho años de mandato el 27 de enero, debe responder a tres cargos ligados al narcotráfico hacia ese país. Víctor Meza, analista político y director del Centro de Documentación de Honduras estima que se trata de un “un parteaguas en la historia contemporánea del país”. “Sobre todo, en un tema tan sensible como es la lucha contra la corrupción y contra el crimen organizado, su penetración, la construcción de redes al interior del Estado. La extradición de Juan Orlando Hernández hacia los EE.UU. significa un cambio radical en la actitud del poder ejecutivo hacia la inmunidad, hacia la transparencia y hacia la necesidad de desmantelar las estructuras de corrupción creadas a lo largo de 12 años por el régimen que acaba de finalizar”, agregó Víctor Meza, entrevistado por RFI. El juicio que espera a Juan Orlando Hernández coincide con la llegada al poder de su sucesora Xiomara Castro, que hizo de la lucha contra la corrupción una bandera de campaña. La extradición pedida por Estados Unidos puede también sentar un cambio regional “Es un hecho relevante, tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Tiene posibles implicaciones políticas y sociales muy fuertes, más allá de lo legal. Sienta un precedente en la región centroamericana mandando una señal de que cualquiera que sea el cargo de un oficial, hasta el presidente, y más allá de la relación con Washington - por muchos años, Hernández fue un aliado clave de EE.UU. -, si se recolecta suficientes evidencias para acusarlo de crímenes relaciones con el narcotráfico, hay disposición de EE.UU. para judicializar este tipo de prácticas. Es decir que nadie es inmune contra este tipo de judicialización”. Ahora le toca a la justicia hondureña resolver si da luz verde a la extradición, proceso que suele durar menos de cuatro meses. Entretanto, el juez resolvió el miércoles mantener detenido al expresidente Hernández hasta el 16 de marzo para garantizar su presencia en la segunda audiencia. Pese a alegaciones de sus abogados, el exmandatario no podrá usar una presunta inmunidad como diputado del Parlamento Centroamericano, estiman diversos analistas.