Una migrante indígena guatemalteca que fue torturada y encarcelada injustamente en México por más de siete años, acusada de secuestro, regresó este fin de semana a su país tras su liberación por la que abogó el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Este 23 de mayo fue recibida con un discurso en lengua maya Juana Alonzo, conocida como “Juanita”, en San Mateo Ixtatán, en el este de Guatemala, desde donde esta mujer indígena había salido en 2014 rumbo a Estados Unidos. Su sueño americano se convirtió en pesadilla cuando fue detenida en México, acusada de integrar una estructura criminal. Desde noviembre de 2014 se encontraba en prisión preventiva en la ciudad de Reynosa, en el estado de Tamaulipas (norte). La orden para la liberación de Alonzo fue firmada el sábado por Irving Barrios, jefe de la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas, después de que el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador abogara por la migrante guatemalteca. “Nunca tuvo intérpretes” “Yo soy inmigrante, yo no soy secuestradora, soy inmigrante. Por ignorancia me pasó esto. Cuando no hubo un traductor no hubo nadie. Por eso se aprovecharon todos de mí. Pero ahorita gracias a Dios, estoy libre”, afirma Juanita. Hoy habla español, pero cuando fue encarcelada sólo entendía su idioma maya y no se realizó el debido proceso. “Averiguando nos dimos cuenta de que había sido torturada, de que en ningún momento en estos siete años hubo una sentencia, y además nunca tuvo intérpretes. Juanita estaba acusada de secuestro sin saber qué era un secuestro. Logramos que se le pusiera una traductora, y solicitamos que, a través de la Comisión de Derechos Humanos, se tramitara amnistía, porque era absurdo siquiera que se le iniciara un juicio, cuando era a todas luces inocente”, explica Talía Vázquez, presidenta del Movimiento Migratorio Mesoamericano. “Un caso emblemático” Según un reporte de la ONU en México, un “coyote”, como se les conoce a los traficantes de migrantes, la capturó en Reynosa con otra mujer y fue llevada a una casa donde fueron obligadas a trabajar. Dos migrantes que estaban en la casa lograron contactar a las autoridades y Alonzo fue acusada de secuestro. "Fue posteriormente detenida por la policía y reubicada a una estación de la policía local en Reynosa. Durante su interrogatorio, (...) nuevamente enfrentó la barrera del lenguaje y no pudo contestar a las preguntas que le fueron planteadas", indicó el reporte. "Ella adujo que, en venganza, los oficiales la golpearon y la amenazaron apuntándola con armas de fuego. Eventualmente cedió y firmó una declaración auto-incriminatoria", agregó el texto de la ONU. “Es muy importante lo que pasó con Juanita porque es un caso emblemático de los que hay muchos, de injusticias terribles, de como se trata mal a los migrantes centroamericanos”, recalca Vázquez, añadiendo que el jueves de la semana pasada salió de prisión Kevin, un hondureño que estuvo “siete años en la cárcel acusado de robo a persona desconocida, sin que se sepa qué le robó ni a quién, entonces también ahí intervinimos”. El Movimiento Migratorio Mesoamericano busca a centroamericanos desaparecidos durante su ruta hacia Estados Unidos. En los últimos 16 años encontraron a 270. Según Vázquez, “muchos están en las cárceles, algunos en las redes de trata de personas, otros simplemente haciendo su vida sin haberse comunicado con su familia por diversas razones”. Las organizaciones calculan que hay 35.000 personas de esa región, cuyas familias desconocen su paradero. Cada año, miles de guatemaltecos emprenden el peligroso viaje a Estados Unidos sin papeles huyendo de la pobreza y la violencia. Con la AFP