RFI preguntó a dos especialistas si el triunfo de Lula en las presidenciales confirmaba un giro a la izquierda de América Latina y si se puede hablar de un bloque progresista homogéneo en la región. Entrevistados: Carlos Malamud del Real Instituto Elcano y Franklin Ramírez de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Con la victoria de Lula en las presidenciales, Brasil se une al grupo de naciones de orientación progresista que encabezan los poderes ejecutivos en América Latina, entre otras, Argentina, Chile, Colombia, Perú y México. Pero, ¿se puede hablar de un auténtico giro a la izquierda de la región? Carlos Malamud se muestra escéptico sobre este análisis. "Más que fijarse en el color de la camiseta del presidente, hay que observar otros temas importantes como la composición del Parlamento, por ejemplo. Muchos de esos presidentes (progresistas) están en franca minoría. O han tenido que hacer alianzas con otros partidos de centro o inclusive de derecha. Además, en un contexto de gran crisis económica con dificultades por la pandemia, primero, y luego por la invasión rusa de Ucrania, pues esto de hablar de alianzas progresistas me parece que ayuda poco a entender la compleja realidad que está ocurriendo en América Latina", dice Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano de Madrid. Hay numerosas diferencias en la izquierda de América Latina y no solo en temas económicos. Por eso es imposible para esos gobiernos hablar con una sola voz, subraya Malamud. "En el grupo de los países que se consideran progresistas hay heterogeneidad. Está el impresentable gobierno de Daniel Ortega, que es autoritario, dictatorial. Hay otros gobiernos autoritarios como los de Cuba o Venezuela, los cuales coexisten con otros que podríamos llamar, con muchas comillas, social-demócratas, como Chile y Colombia. Hay otros claramente populistas o con distintas tonalidades populistas como es el caso de México, Argentina, Bolivia y Honduras. Esta fragmentación en América Latina impide a esos gobiernos de izquierda hablar con una sola voz", sostiene Malamud. En la misma línea se pronuncia el sociólogo político de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Franklin Ramírez quien tilda el resultado electoral en Brasil como la victoria de un líder "demócrata" más bien que la de un líder de "izquierda". "(en estas elecciones) no se dan las mismas condiciones que en 2002, cuando Lula ganó. Las dinámicas de la confrontación política en la región son otras. Hay un crecimiento de la derecha radical fuerte. Lula no gana por izquierdas. Me parece que gana por democracia, por civilidad, por cierto sentido común. Entonces me parece que sus apuestas van a ser muy mesuradas, muy realistas, pero sí marcando un eje de integración y de soberanía regional. Jugar fuerte a la integración y a construir un espacio de regionalismo abierto".