Mientras los precios de las materias primas agrícolas se disparan como consecuencia de la guerra en Ucrania, Argentina se ilusiona con agro-dólares. El país es un gran exportador de soja, y necesita divisas extranjeras para enfrentar su deuda colosal. Sin embargo, en la provincia de Santa Fe, corazón productivo del país, los productores de soja temen no poder aprovechar esta oportunidad. Unas gallinas, una pareja de chanchos… “¡Tenemos de todo acá nosotros!”, se exclama Carlos Ferrari, productor agropecuario en la localidad de Pujato, a unos 35 kilómetros de Rosario, en la provincia de Santa Fe. “Mitad cosecha” “Acá en nuestro campo tenemos ganadería y una parte de agricultura”, añade. Carlos trabaja con su hermano Roberto. Recién terminaron la cosecha de soja, “hace diez días más o menos”, y están por sembrar el trigo. Pero a pesar del aumento de los precios provocado por la guerra en Ucrania, Carlos no tiene para alegrarse: “Los precios son buenos, pero este año fue malo en régimen de lluvia, así que calculamos acá en la zona: mitad cosecha. El precio ayudó. Si no fuera por el precio, estaríamos en bancarrota totalmente”, lamenta. A la sequía, hay que sumar la suba del costo de los insumos. Como para los cereales, los precios de los fertilizantes y del gasoil se fueron por las nubes como consecuencia del conflicto en Europa. Oportunidad desaprovechada Marcos Giacomoni es el responsable de la cooperativa a la cual pertenece Carlos Ferrari: “Muchos fertilizantes vienen de afuera. Acá hay una planta muy grande que es Profertil, pero qué pasa: por esta escasez de gas, tampoco va a poder proveer de todo lo que es urea a los productores. Entonces hay que traerlo de afuera”, comenta. Todos esos factores hacen que los productores de soja tengan un sentimiento de oportunidad desaprovechada. Encima, el gobierno decidió en marzo subir las retenciones sobre las exportaciones de harina y de aceite de soja. “Hoy Argentina está viviendo un caos bastante importante con el tema de la inflación. Y lamentablemente no hay dólares, entonces una forma paliativa de actuar en eso es sacarle un poco más al campo”, detalla Giacomoni. “Los productores lo terminan pagando” Para el gobierno, la medida no afecta a los productores, sino a los exportadores. Julio Calzada, director de Estudios en la bolsa de comercio de Rosario no comparte este análisis: “En los hechos, normalmente cuando hay un aumento de los derechos de exportación, los exportadores tienen una metodología de cálculo de costo y lo incorporan. Por lo tanto, los productores lo terminan de alguna forma pagando”. Según un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina, por cada $100 de renta de una hectárea de soja, 70 se van en impuestos.