La crisis migratoria que vive Colombia y Panamá se agudiza con el paso de los días. Una de las rutas más peligrosas que enfrentan miles de migrantes de 50 nacionalidades, es sobrevivir la difícil travesía por la selva panameña del Darién. En lo que va del año han transitado por ella 160 mil migrantes, cifra que supera ampliamente la registrada en el 2021. Todos ellos buscan llegar a Estados Unidos. Margarida Loureiro, representante adjunta de ACNUR en Panamá, ha visitado la zona en estos últimos meses y ha constatado que la situación es sumamente grave. “Hay personas que llegan heridas, traumatizadas y desesperadas. Pasamos de 800 personas a 3.000 personas por día”, explica Loureiro quien añade que la situación de esos migrantes es muy preocupante. “Una de cada diez personas afirmó que viajaba con mujeres sobrevivientes de violencia sexual, o con mujeres embarazadas y lactantes. Hasta un 16% dijo que en su grupo había gente muy enferma”, agrega la portavoz de ACNUR. Para Loureiro, el problema también radica en que este grupo de migrantes inicia este periplo sin tener información adecuada sobre lo que significa ingresar a las entrañas de una selva como el Darién. Ello los hace presas fáciles de grupos de tráfico humano. “Cuando llegan acá, generalmente nos dicen que, si hubieran sabido por lo que iban a pasar, no habrían cruzado. Además, muchos caen en las redes de tráfico”, denuncia Loureiro. Según los últimos reportes de ONGs, el grupo mayoritario de migrantes son venezolanos, seguidos de haitianos y cubanos. Ante este escenario, Colombia envió al Darién a su nuevo director de Migraciones, mientras que Panamá solicita apoyo internacional.