Brasil superó el jueves la barrera de los 400.000 muertos por coronavirus, sin ver el final del túnel por la lentitud de la vacunación y con deficiencias de gestión atribuidas por numerosos expertos al gobierno de Jair Bolsonaro. El gigante sudamericano es el segundo país con mayor número de muertos a causa del coronavirus en términos globales. Más 400 mil muertos sin que la salida a la crisis se vislumbre a corto plazo. En ese contexto el presidente Bolsonaro es investigado por una comisión del Senado que busca definir el manejo del mandatario ante la crisis. Específicamente se enfocará en la crisis en Manaos, capital del estado Amazonas y escenario en enero pasado de una escasez de oxígeno que derivó en la muerte de decenas de enfermos de Covid-19 RFI entrevistó al profesor de epidemiología en la Universidad Federal de Pelotas, en el sur de Brasil, Luiz Facchini, para comprender cómo el país llegó a esta situación. RFI: ¿Por qué se puede pensar en una responsabilidad del gobierno federal en el manejo de la pandemia que hoy tiene a Brasil sumido en una crisis sanitaria sin precedentes? Luiz Facchini: Primero, porque las medidas de aislamiento social, de protección personal no fueran implementadas adecuadamente. También porque se ha hecho una difusión de medicinas que no sirven para nada, que no son eficaces contra el virus, como la ivermectina, la hidroxicloroquina, la cloroquina y otras. Segundo, porque se ha estimulado a la gente a hacer aglomeraciones, a hacinarse en actividades lúdicas y luego porque se ha rezagado mucho la compra de vacunas. Hubo muchos problemas políticos y diplomáticos con China, con Rusia, con varios países que tenían posibilidad de suministrar vacunas a Brasil. Este es un país muy desarrollado en el campo de la producción de vacunas, pero el gobierno federal no ha hecho inversiones importantes en el desarrollo científico y tecnológico para producir una vacuna propia de Brasil. Hay un escenario muy problemático que nos ha llevado a este punto que nos encontramos hoy. RFI: Esta falta de coordinación para frenar los contagios de coronavirus ¿influyó en la aparición de la variante brasileña del patógeno? Luiz Facchini: Sí, claro. Es una consecuencia directa de ese tipo de estrategia que se ha adoptado. Una vez que se tiene en muchos casos y pocas acciones efectivas, la multiplicación de contagios produce la modificación en el virus. Exista la variante P-1, que se ha identificado en Manaos por primera vez y ahora es la forma más frecuente de diseminación del coronavirus en el país, lo que induce no sólo un agravamiento de toda la pandemia, como también la ocurrencia de esas variantes. Ahora ya hay otras variantes en curso en investigación en Brasil. Realmente la situación está muy difícil. El número de muertes aumentó exponencialmente desde inicios del año: en cinco meses pasó de 100.000 a 200.000 (el 7 de enero); pero solo hicieron falta 77 días para llegar a los 300.000 (el 24 de marzo) y 37 días para alcanzar los 400.000. La segunda semana de este mes fue la más devastadora, con más de 4.000 muertos en 24 horas durante dos días. La curva empezó a estabilizarse después de cuatro meses de alzas vertiginosas: el promedio de decesos es de 2.526 en los últimos siete días, después de haber superado los 3.000 hace dos semanas. No obstante, la meseta sigue en niveles muy elevados. La falta de vacunas obligó a 14 ciudades de los 27 estados del país a suspender la entrega de la segunda dosis, que asegura la inmunización, según un reporte del canal TV Globo. Unos 28 millones de personas recibieron la primera dosis, es decir 13,2% de la población, y 12 millones la segunda. La campaña de vacunación comenzó tarde, a mediados de enero, con vacunas de AstraZeneca y de la china CoronaVac, que llegaron a cuentagotas. Una tercera opción estará pronto disponible: un millón de dosis del inmunizante de Pfizer debe llegar a Brasil este jueves por la noche. Con AFP