Colombia redujo en 2020 los cultivos ilegales en 7%, aunque el recorte no incidió en la producción de cocaína y el país sigue siendo el mayor proveedor mundial de esa droga, según informó la ONU este miércoles. El presidente Iván Duque de Colombia dio a conocer los resultados del informe realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) donde se señala la reducción de un 7% de los campos de cultivo de hoja de coca en el 2020. Hasta el año pasado el país tenía 143.000 hectáreas de plantíos de coca contra las 154.000 que registró la ONU en 2019. “El trabajo que hizo la Fuerza Pública en el país que erradicó durante el año pasado entre 100 y 140 mil hectáreas de forma forzosa”, dice a RFI Pierre Lapaque, representante de la ONU en temas de narcotráfico. “Hubo poca erradicación voluntaria, solo 700 hectáreas el año pasado. Encima estamos trabajando históricamente sobre los temas de desarrollo alternativo del país”. Colombia produjo el año pasado 1.228 toneladas de polvo blanco, de acuerdo a una estimación de la ONU. Lapaque explicó que la oferta de cocaína no "depende solamente del área sembrada de coca". “Hay cuatro factores que inciden en la cantidad de cocaína que se produce”, dice Lapaque. “Primero, la cantidad de hectáreas sembradas con coca. Segundo, la cantidad de hojas que se producen en esas hectáreas. Tercero, la cantidad de alcaloides que hay en esas hojas y finalmente, la capacidad de los procesadores primarios para extraer este alcaloide. En el caso de Colombia solo bajó el primer factor, es decur la cantidad de hectáreas. Ahí se produce la profesionalización dentro de la estructura criminales para sacar extraer más cocaína de las hojas”. Colombia se mantiene como el mayor cultivador de hoja de coca del mundo, por delante de Perú y Bolivia. Según la ONU, la siembra y producción se han consolidado en las fronteras con Ecuador y Venezuela, donde repunta el conflicto armado alimentado por el narcotráfico y la minería ilegal, tras la firma de la paz con la guerrilla FARC en 2016. El año pasado, los cinco departamentos con mayor cantidad de plantaciones ilícitos fueron Norte de Santander (noreste), Nariño, Putumayo, Cauca (suroeste) y Antioquia (noroeste), que concentran "hasta el 84% de toda la coca del país". “La pandemia tuvo un impacto entre marzo y julio del año pasado, pero con una disminución de los precios y la pasta de la base de cocaína porque no había mercado”, dice Lapaque. “Era muy complicado, muy complejo para los grupos criminales exportar. Después, a partir de julio, del verano pasado ingresaron de nuevo compradores, y se reactivó el mercado de pasta y de cocaína. A partir de octubre del año pasado se estabilizó el mercado de coca y de sus derivados en las zonas de cultivos”. Este miércoles el presidente conservador Iván Duque celebró la disminución sostenida de los plantíos ilegales desde su llegada al poder en 2018. "Siempre le dijimos a los colombianos que nuestra misión sería la de enfrentar este crecimiento exponencial de los cultivos ilícitos (...) y empezar una senda de reducción" frente a "esta amenaza", dijo. “Cada vez más cocaína se queda en el país”, dice Lapaque. “Hay más consumidores. El resto se exporta, sobre todo hacia América del Norte y Europa, que son los dos grandes mercados. El consumo está subiendo en todo el mundo y Colombia está produciendo el 70% de la cocaína mundial”. Estados Unidos, que históricamente ha financiado la lucha antidrogas, es el mayor consumidor de la cocaína colombiana. En 2017 Colombia registró la cifra récord de 171.000 hectáreas sembradas. El entonces presidente Juan Manuel Santos dijo en su momento que los campesinos habían multiplicado sus cultivos con la expectativa de recibir beneficios derivados del acuerdo de paz. También atribuyó la explosión de las cifras al debilitamiento del peso colombiano frente al dólar. "No dejaremos de hacer ningún tipo de acción ni apelar a ningún tipo de instrumento contemplado en la Constitución y la ley, para seguir enfrentando este flagelo", enfatizó Duque. El mandatario ha redoblado la persecución del narcotráfico, a través de la erradicación forzada de los sembradíos, y prevé reactivar la fumigación área con glifosato, suspendida en 2015 por la justicia por sus potenciales daños a la salud humana y el medioambiente. Los campesinos rechazan el regreso de las aspersiones, pese a que el gobierno asegura que cumplirá con lo exigido por la justicia para minimizar los daños colaterales. El año pasado la fuerza pública confiscó 505 toneladas de cocaína. Duque se propuso reducir a la mitad el área cultivada con coca hasta el 2022, cuando dejará la presidencia sin opción de presentarse a la reelección. Entrevista realizada por Marilyn Lavado Ponce. Con AFP.