Las Fuerzas Armadas de Perú precisaron este martes que fueron 16, y no 18, las personas asesinadas el domingo en un ataque armado en un remoto poblado de un valle cocalero conocido como el VRAEM - por Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro - donde operan remanentes de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso. RFI analizó la situación con el politólogo peruano Daniel Iglesias. Las víctimas del ataque contra dos bares de la aldea de San Miguel del Ene son 16, entre ellas "cuatro menores de edad", dijo el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas en un comunicado. El lunes, el Comando y el presidente interino Francisco Sagasti habían informado que los muertos ascendían a 14, pero horas después el jefe de lucha contra el Terrorismo de la Policía, general Óscar Arriola, indicó que eran 18 pues habían sido hallados más cuerpos afuera de los bares atacados. La matanza, atribuida a remanentes de Sendero por las autoridades, elevó la tensión en la polarizada campaña al balotaje presidencial del 6 de junio entre el izquierdista Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori. “Va a haber una indagación, pero las primeras noticias que se tiene indican que se trataría de un ataque del grupo liderado por Víctor Quispe”, dice a RFI el politólogo peruano Daniel Iglesias. “Es un grupo narcoterrorista que se autodenomina Militarizado Partido Comunista del Perú. Es una agrupación que se formó para diferenciarse del Partido Comunista del Perú, más conocido como Sendero Luminoso, una ruptura que viene ya de hace más o menos unos 20 años”. En pleno contexto electoral ambos candidatos condenaron el ataque, que evoca la violencia que vivió Perú durante el conflicto armado que vivió el país entre 1980 y 2000. “[El atentado] permite comprender la polarización extrema que vive actualmente el Perú a nivel político y social en torno a las elecciones”, dice Iglesias. “Esta matanza, de alguna manera pone al descubierto lo frágil que es la sociedad civil cuando tiene que reaccionar frente al miedo que todavía existe frente a Sendero Luminoso y frente al terrorismo. El atentado fue utilizado por los partidarios de Keiko Fujimori para hacer política. Sin que haya habido formalmente una investigación automáticamente se le echó la culpa a Sendero Luminoso. Y esto fue politizado para crear miedo dentro de la sociedad peruana. Hay una campaña mediática y en redes sociales muy importante que intenta conectar al candidato Castillo de Perú Libre con grupos ligados a Sendero Luminoso. Esto no ha sido formalmente probado. [Esta estrategia] tiene que ver con la manera de hacer política actualmente en el Perú, en la cual se 'terruquea' [ndlr: decir de alguien que es un terrorista o que los apoya] a las personas que están en contra de la candidatura de Keiko Fujimori. En particular, hay un ataque muy fuerte en redes sociales contra todos aquellos que defienden algunas posiciones de izquierda o de extrema izquierda del candidato Castillo”. Los partidarios de Keiko intentan ligar a Castillo con Sendero, algo que el candidato izquierdista niega de plano. El partido Fuerza Popular de Keiko asegura que en seis meses se puede acabar con el terrorismo en el VRAEM. Las razones de la matanza no están claras en momentos que surgen versiones de prensa de que en los bares había hombres armados, lo que levanta la hipótesis de un ajuste de cuentas entre grupos rivales. El presidente interino Francisco Sagasti dejó entrever también esa pista al decir que "esto puede ser un intento de represalia, y los habitantes están bajo amenaza". “Hay que ser muy prudentes pero los primeros indicios nos dicen que se trata más bien de motivos ligados al narcotráfico y ajustes de cuentas en una zona en la cual el Estado peruano es absolutamente inexistente”, dice Iglesias “Es una zona ligada al narcotráfico, en la cual la producción de hoja de coca es muy importante y estos distritos están totalmente fuera del control de la policía y del ejército peruano”. Casi todos los líderes de Sendero están presos, pero sus remanentes liderados por el "Camarada José" operan aún en el VRAEM, el mayor valle de cultivos de hoja de coca de Perú, que está bajo vigilancia militar desde 2006. Esos remanentes operan en alianza con bandas del narcotráfico, según las autoridades. Perú, Colombia y Bolivia son los mayores productores de hoja de coca y de cocaína en el mundo, de acuerdo a la ONU. Los encarcelados líderes históricos de Sendero, como su fundador Abimael Guzmán -condenado a perpetuidad desde 1992-, aseguran que esta facción no opera bajo su mando y rechazan lazos con el narcotráfico. Con AFP.