Galápagos destino seguro: ese es el objetivo de una campaña masiva de vacunación que busca proteger a la totalidad de la población adulta del archipiélago y reactivar la economía local. El laboratorio Pfizer ha aceptado adelantar la entrega de las 40.000 dosis necesarias para luchar contra el covid-19. El informe desde la isla Santa Cruz por el enviado especial de RFI. Frente al coliseo cerrado de Puerto Ayora, uno de los cuatro centros poblados de Galápagos, Priscila Sotomayor está en la cola para recibir su primera dosis. Guía de profesión, quiere regresar al trabajo y para ella, eso pasa por vacunarse, a pesar de sus dudas iniciales. “Pues había mucha incertidumbre y tal vez desconocimiento sobre los efectos de la vacuna. Aunque muchas personas querían vacunarse, otras no, incluyéndome...”, admite. En medio de la pandemia, Priscila, como otros lugareños, tuvieron que ingeniárselas para sobrevivir. Es el caso de la vendedora de pescado Isabel Heras o del marino Arturo Álvaro. “Hacemos trueque de pescado por plátano verde, yuca, naranja, limón, papaya… Esperemos que esto mejore con la vacuna”, dice Isabel Heras a RFI. Arturo Álvaro comenta por su parte que pudieron también contar con la solidaridad. “Los pescadores hicieron por radio un comunicado pidiendo una pequeña cuota para que los pescadores pudiesen comprar el combustible e ir a coger pescado libremente. A cambio vinieron a regalarlo al pueblo varias veces”, cuenta. El taxista de 39 años Luis Jiménez se ha quedado en casa el año pasado por no tener turistas que transportar. Él también espera su segunda dosis. “Tenía un poco de miedo porque la gente decía que uno podía morirse uno o dos años después de vacunarse. Había comentarios de que se corría el riesgo de no poder tener hijos… Decidí no creerme cuentos, voy a vacunarme nomás”, afirma. Una decisión aprobada por el Doctor Jaime Ocampo, decano de la escuela de Salud Pública de la Universidad San Francisco de Quito, que ha desplegado doctores en las islas para apoyar la campaña. “Mientras haya dosis, vacunaremos sin parar. Aparte de vacunar, vamos también a convencer a la gente de la importancia de vacunarse porque hay todavía demasiados mitos, miedos, ignorancia sobre el tema”, lamenta. Desde el inicio de la pandemia, más de 2.000 personas se contagiaron en las islas y 23 murieron. El balance hubiera sido mucho más grave sin las medidas de bloqueo tomadas, según el Doctor Juan Ochoa, del ministerio de Salud Pública. “Hemos tenido el impacto de esta enfermedad a nivel de la provincia. Creo que el logro más grande y significativo es poder incorporar medidas preventivas como el proceso de vacunación, y sobre todo generar una intervención de bloqueo que nos permita tener a nosotros una población inmunizada de forma universal”, sostiene. Para el presidente del Consejo de Gobierno de Galápagos, Norman Wray, la decisión de adelantar la vacunación de todos los adultos de las islas era absolutamente justificada. “Básicamente, las razones son de vulnerabilidad de la población de Galápagos. El sistema de salud que nosotros tenemos tiene una capacidad de hasta 12 camas de unidades de cuidado intensivo. Los ecosistemas isleños son los más vulnerables a las pandemias”, recalca. A pedido de la farmacéutica Pfizer, la Universidad San Francisco de Quito estudiará el impacto de la vacunación en un medio tan cerrado como las Galápagos. A razón de unas 1.500 personas vacunadas cada día, toda la población adulta de las Galápagos debería haber recibido sus dos dosis hasta junio. Dependiendo económicamente al 80% del turismo, el archipiélago espera convertirse entonces en un destino seguro para los visitantes.