Dos días después del potente terremoto que sacudió Haití, matando a más de 1.400 personas, los trabajadores de rescate se afanaban en la búsqueda de desaparecidos posiblemente atrapados en las ruinas, mientras una tormenta amenaza este lunes con empeorar aún más la situación. El drama sigue palpable en Haití tras la sacudida del terremoto de magnitud 7,2 que azotó la isla el pasado sábado. El suroeste del país está completamente desbastado, pero sigue siendo la única zona que está recibiendo ayuda de momento, a la espera de que el gobierno se adentre en otras regiones que son inaccesibles debido a los cortes de carretera y electricidad. “La situación donde ocurrió el terremoto es muy grave, sobre todo en el departamento de Nippes, en el sur, y Grand’Anse. No hay nadie en la calle, todos los muertos ya están en la morgue. Hay 1.297 muertos, 5.700 heridos hasta ahora y 13.000 casas destruidas. Cada hora estas cifras van aumentado”, explica a RFI el doctor Jimmy Almoza, médico haitiano y representante de Médicos del Mundo. “Las tareas de búsqueda se focalizan en el sur, pero hay lugares todavía donde no han llegado los equipos de rescate. En sitios como Nippes todavía no hay nadie, en Grand’Anse no hay rutas para que los camiones con material o el transporte público puedan pasar”, agrega. Por si los haitianos no tuviesen poco con la sacudida de este terremoto las desgracias se siguen cebando con el país más pobre de América tras la aparición de la tormenta tropical, Grace, que dificulta las labores de rescate y deja a miles de heridos a la intemperie como nos explica el director de empresas Alexis Mackenzie; testigo directo de la tragedia. “Actualmente la temperatura es muy elevada. Está la gente sin techo, sin casa, sin lugar a dónde ir, en una carpa, con los niños en la calle. Y ahora llega la lluvia con esta tormenta: es una desgracia muy grande para nosotros. Faltan medicamentos, elementos para traumatología para la gente que ha sufrido fracturas. Los hospitales están llenos. Dicen que la ayuda va a llegar, pero aún no está en el terreno”, agrega. A la espera de una ayuda internacional inminente, el nuevo primer ministro Ariel Henry pidió a los países colaboradores distribuir su material de manera coordinada con el departamento de protección civil con el fin de evitar los errores que ocurrieron durante el manejo del terremoto de 2010. Más de 200.000 personas murieron y más de 300.000 resultaron heridas en aquella catástrofe.