Los hondureños acudieron este domingo a las urnas con una alta tasa de participación. Los resultados provisionales dan a la candidata opositora Xiomara Castro ganadora de los comicios presidenciales. ¿Qué revela esta elección del hartazgo de la población en Honduras? RFI conversó con Joaquín Mejía, investigador especializado en Derechos Humanos del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) - SJ, una organización jesuita en Honduras. RFI: El triunfo de Xiomara Castro, esposa del derrocado Manuel Zelaya en el golpe militar de 2009, en las elecciones del 28 de noviembre parece ser irreversible. ¿Cómo interpretar su resultado y el de su fórmula vicepresidencial Salvador Nasralla, quien –recordemos- fue derrotado por Juan Orlando Hernández (JOH) en las presidenciales de 2017 calificadas de fraudulentas? Joaquín Mejía: En primer lugar, creo yo que hay que entender que Xiomara Castro, representando a la alianza opositora, ha ganado por los votos de los militantes del Partido Libre, del partido de Salvador Nasralla y de diversos movimientos políticos que integran la alianza. Pero también con los votos de muchísimas personas que no son militantes de ningún partido político pero que estaban hartas de lo que estaba pasando con doce años de gobiernos nacionalistas del régimen de JOH. Por otro lado, también es un voto bastante joven porque una de las cosas que se puede extraer de esta experiencia es la alta participación de la juventud. Una juventud que es hija del golpe de estado y también del fraude electoral. Además, ha visto con todo su descaro cómo han manejado de manera corrupta todos los recursos relacionados con la pandemia del Covid-19. Es una juventud y una sociedad altamente politizada por lo los golpes que ha recibido, en los cuales que han estado involucrados los miembros del Partido Nacional y eso obviamente generado algo que ese partido oficialista no esperaba o no quería: una participación histórica en el país, a pesar de la campaña de miedo y el terror que impulsó el régimen y a pesar de la desconfianza ciudadana a la instituciones y a los golpes vinculados con los procesos electorales. RFI: La victoria de esta escuela progresista y esta ciudadanía contra actos corruptos del gobierno en los últimos años. También implica la derrota del partido del régimen y las consecuencias que esto puede traer directamente para el presidente Hernández. Joaquín Mejía: Sí, definitivamente estas elecciones se jugaban muchas cosas y también para el presidente de facto Juan Orlando Hernández. El principal riesgo que ahora enfrenta es lo que pueda pasar en relación con una posible extradición hacia Estados Unidos. Es un riesgo palpable porque la continuidad de su partido a través de Nasry Asfura, su candidato, implicaba la continuidad y la garantía de su impunidad. Ahora estamos hablando de un riesgo alto por sus señalamientos de vínculos con el narcotráfico. Por otro lado, uno de los puntos claves en la negociación para poder establecer esta alianza opositora fue la solicitud a Naciones Unidas de la creación de una comisión internacional contra la impunidad parecida a la CICIG de Guatemala, para luchar contra la corrupción y la impunidad. Eso implica entonces una serie de investigaciones para el círculo de poder que ha estado durante tanto tiempo ganando los fondos públicos del estado. En segundo lugar, conlleva también posibles transformaciones institucionales vinculadas con el sistema de seguridad y justicia que obviamente se han convertido en herramientas del régimen para poder cometer los graves abusos que ha cometido durante tanto tiempo. RFI: Doce años en los cuales Honduras se ha caracterizado fundamentalmente por estas caravanas y éxodos masivos. ¿Esa elección podría empezar a revertir este fenómeno de exportar pobres en lugar de bananos? Joaquín Mejía: Sí yo creo que una de las cosas importantes que tomar en cuenta es que estas elecciones enviaron un mensaje simbólico muy importante de la sociedad hondureña, en el sentido que la gente en Honduras quiere recuperar el país. Eso significa también que la gente quiere quedarse en el país y ha entendido que eso pasa por expulsar del poder a quienes han provocado estas caravanas. De hecho, en el periodo fiscal 2020-2021 en Estados Unidos, se ha detenido en la frontera sur el 3% de la población hondureña, lo cual implica una diferencia abismal en relación con el periodo fiscal anterior 2019-2020. En ese sentido es una posibilidad. Pero, ojo, creo yo que hay que tener mucha prudencia por qué está solo son elecciones presidenciales. Todavía falta que el CNE los resultados del Congreso nacional, otra clave de poder en el país. Una posible retención de una mayoría del Congreso nacional del partido de Juan Orlando Hernández puede provocar una crisis de gobernabilidad importante también. RFI: Justamente, Xiomara Castro propuso formar un gobierno de reconciliación, paz y justicia y garantizar una democracia participativa pero no se conocen los resultados de las elecciones del Congreso. Esta elección parlamentaria supone también la posibilidad de elegir después instancias judiciales y ejecutivas muy importantes que implican mantener el control del país. Joaquín Mejía: De hecho el nuevo Congreso nacional va a elegir en marzo del 2022 a la nueva Corte Suprema de Justicia y a la persona titular de la Fiscalía general de la República. Van a durar en sus cargos siete años, es decir cuatro del gobierno de Castro y Nasralla y tres años del subsiguiente gobierno. Obviamente lo que se espera es que si la tendencia presidencial que hemos visto ahora, con una mayoría arrasadora de la alianza opositora, se traslada al Congreso nacional como en teoría debería ocurrir- eso implicaría que esta alianza opositora podría tener también una mayoría para hacer las reformas que se han comprometido en su acuerdo político. Pero hay que tener prudencia porque mientras no tengamos datos oficiales sobre cómo está constituido el Congreso sería demasiado adelantar en este momento.