En Chile, el exsacerdote Fernando Karadima, condenado por el Vaticano por abusos sexuales en 2011, murió a los 90 años este lunes en una residencia de ancianos en Santiago. El caso destapó un escándalo de violaciones a menores perpetrados dentro de la iglesia chilena. RFI conversó con una de sus víctimas. Juan Carlos Cruz es periodista. Fue una de las primeras víctimas en denunciar al sacerdote Fernando Karadima y actualmente hace parte de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores. En 2010 su testimonio, junto a los de James Hamilton y José Andrés Murillo, destaparon la magnitud de los casos de abusos sexuales y la cultura del silencio en el seno de la iglesia chilena. RFI: ¿Cómo recibió la noticia de la muerte de Fernando Karadima? Juan Carlos Cruz: No tengo odio, estoy en paz. Mi reacción es de reflexión. A pesar de una tragedia tan grande hemos podido ayudar a otras personas. Creo que de una tragedia muy mala han salido cosas buenas. La relevancia del caso Karadima es que impulsó a mucha gente a empezar a hablar. Hizo que muchos obispos y cardenales en Chile y en el mundo entero quedaran expuestos, que quedara expuesta esta cultura de abuso y de encubrimiento. Así que fue muy importante y los frutos han sido muy grandes. RFI: Karadima no fue condenado por la justicia porque los hechos habían prescrito en Chile. ¿Existen otros a responsables de la Iglesia católica vinculados al caso que sí podrían ser enjuiciados? Juan Carlos Cruz: Karadima nunca fue a la cárcel porque los crímenes a pesar de que se constataron como verdaderos estaban prescritos. Existen responsables, y muchos, en la Iglesia católica chilena. Hay algunas cosas pendientes que se están viendo en los juzgados ahora y veremos qué pasa. RFI: Después de este caso, ¿las cosas han cambiado en la manera en que la sociedad chilena enfrenta los abusos sexuales dentro de la iglesia o no? Juan Carlos Cruz: Definitivamente la sociedad ahora está alerta y ahora estos temas se hablan en términos de prevención y en términos de acceder a denunciar también. Pero falta mucho por hacer, especialmente dentro de la Conferencia Episcopal Chilena. Son un verdadero desastre - no todos, pero muchos. Si vemos el comité permanente son siempre los mismos que se reparten los cargos y son los mismos que encubren. Entonces hay que sacar a todos esos, no merecen estar ahí de obispo, ni de nada.