Este 7 de noviembre tendrán lugar en Nicaragua elecciones en las que Daniel Ortega buscará a toda costa su reelección. Una decena de candidatos fueron detenidos y más de 130 opositores fueron apresados desde 2018. Entre ellos, la abogada Ana Margarita Vigil y la psicóloga Tamara Dávila, quienes fueron secuestradas en junio y se encuentran en el centro de detención El Chipote. RFI habló con su madre y abuela, María Josefina “Pinita” Gurdián. “Ana Margarita me llamó para decirme ‘mi casa está rodeada de policías, hay hasta drones en el patio, sé que me van a capturar, pero vos no te preocupes mamá, aquí no se rinde nadie’. Y rompieron portones, entraron con violencia, a pesar de que nadie estaba armado y nadie estaba poniendo oposición. Quisieron matar a sus perros entonces ella intervino y la golpearon”, empieza contando María Josefina “Pinita” Guardián, la madre de Ana Margarita Vigil y abuela de Tamara Dávila. “Violencia sin necesidad” “En el caso de Tamara, irrumpieron también con violencia sin necesidad y la golpearon. Tamara es madre soltera, tiene una niña de cinco años, y la niña estaba presente en el momento del allanamiento. Por supuesto ha sido un trauma tremendo para esta niña”, agrega. Durante 80 días, no supo con exactitud donde se encontraban las dos mujeres. Están en El Chipote, “un centro de detención y de interrogación muy temido”. Como a la mayoría de los detenidos, las acusan de “menoscabo a la seguridad nacional, que significa traición a la patria. Es una ley que crearon ellos, en donde la protesta es menoscabo a la seguridad nacional. Ellas protestaban por la impunidad de los asesinatos que hubo en 2018, y a favor de la libertad de los presos políticos”, precisa Gurdián. “Completamente aisladas” Las condiciones de detención son muy duras. “Todos los que están ahí, que son 36, han perdido peso de manera escandalosa. Ana Margarita ha perdido 18 libras, Tamara 35 libras. Las sacan al sol pero en solitario, cada 10 o 15 días. Ambas están completamente aisladas, cada una en una celda. La celda donde está Tamara no tiene barrotes, sino que tiene una lámina de metal entonces ella no puede ver hacia afuera ni nadie la puede ver a ella. En el caso de Ana Margarita tiene barrotes, pero ella no puede acercarse a los barrotes ni puede hacer contacto visual con nadie”, detalla la madre y abuela. “Las 24 horas del día tienen la luz encendida, entonces no les permite descansar ni distinguir si es de día o es de noche. Otra cosa es que no les permiten nada para cubrirse y hace un poco de frío. Sólo tienen una colchoneta sin almohada. Sólo les permiten una toalla, que puede estar húmeda porque se bañan. Luego también los interrogatorios constantes al principio, a toda hora aun en la madrugada”, continúa. Además, “ningún tipo de juicio se ha llevado a cabo. Hubo dos audiencias. Para una de ellas, me contó Ana Margarita que la llevaron al juzgado en la madrugada, acompañada de un gran convoy militar, y no estaba su abogada presente, entonces ella, como abogada, hizo su propia defensa. Y en la salida fue golpeada, fue pateada por una policía mujer”, lamenta la madre de de Ana Margarita. n. “Gran tristeza” En 1979 triunfaba la Revolución Sandinista en Nicaragua que Maria Josefina y su marido apoyaron con fervoir y entusiasmo. Uno de sus hijos, indcluso, fue herido en combate. "Le entregamos todo a la Revolución Sandinista" dice ella sin ôner en duda sus convicciones. Pero, cuatro decads mas rytarde su hija y su nieta uy decenas de activistas politicos padecen la vilolencia y la represión de un gobierno presidido por uno de los hombres insignes de esa revolución. Daniel Ortega. “Ha sido una gran tristeza, una gran desilusión, porque mi marido y yo apoyamos la Revolución. No era Daniel Ortega el líder, había un montón de gente que nosotros respetábamos. No perteneciamos al Frente Sandinista, pero somos cristianos que creemos que la fe no es solo para rezar, sino para hacer justicia, para que haya igualdad, para que haya un país libre y en democracia. Entonces decidimos apoyar ese momento histórico y mi marido participó en la Revolución y todos mis hijos participaron”. Y continua con tristeza: “Pero fuimos viendo cómo se iba corrompiendo ese proyecto que nos había dado tanta ilusión. El poder y el dinero son los enemigos de todo idealismo, de todo sueño. Entonces, si no estás en guardia, estás condenado a caer en este peligro. Eso le pasó a Daniel [Ortega], y lo mas grave fue el pacto que hizo luego con la oposición de este entonces”. "Los pactos malévolos de Ortega" Josefina "Pinita" se adentra en los detalles de ese pacto con el líder de la oposición Arnoldo Alemán, quien fuera presidente de Nicaragua (1997-2002). “Al hacer ese pacto, el sátrapa Arnoldo Alemán se libraba de la cárcel y Daniel Ortega tenía la posibilidad de hacerse con todos los poderes del Estado y los copó totalmente”, explica la mujer. Esa es la razón, prosigue Gurdián, por la que no hay institucionalidad en Nicaragua. “La Constitución la robó todas las veces que ha querido (Ortega). Aquí era prohibido volverse a presentar como candidato y, sin embargo, ya es la cuarta vez que lo hace”. Finalmente, se refiera al pacto “malévolo”, dice ella, entre Daniel Ortega y los empresarios. “El les dijo hagan negocios, yo no me meto con ustedes, pero ustedes déjenme hacer la política. Y eso hizo que la corrupción fuera mayor.