Según una nueva investigación periodística realizada por el diario El Faro y publicada este lunes, el gobierno salvadoreño sostuvo en 2020 negociaciones con la pandilla Barrio 18, además de la Mara Salvatrucha, aunque “intentó esconder las evidencias”. En septiembre de 2020, el diario El Faro publicó una investigación en la que revelaba que el gobierno de Nayib Bukele mantenía negociaciones con la pandilla Mara Salvatrucha (MS13) para reducir las cifras de homicidios y obtener apoyo electoral en las elecciones de febrero de 2021. En esta nueva investigación publicada el 23 de agosto, el periódico digital afirma que las negociaciones también incluyeron a la pandilla Barrio 18 —fracciones Sureños y Revolucionarios— e indica que las maras “plantearon una serie de demandas que incluyen mejoras en las condiciones de vida carcelarias y beneficios para sus miembros en libertad”. El presidente del Congreso, Ernesto Castro, aseguró este martes a periodistas que el gobierno de Bukele “nunca ha negociado con pandillas” y afirmó que la baja en los homicidios se debe al Plan Control Territorial, implementado desde 2019. ¿Por qué el gobierno quiere ocultar estas reuniones? Según Tiziano Breda, analista para América Central del International Crisis Group, esto de sebe a varias cosas: “Primero es muy controversial dialogar con los grupos de maras y pandillas en El Salvador, es casi un tabú, debido también al fracaso de lo que fue un proceso similar hace unos años, conocido como ‘la tregua’. Y segundo, ya habiendo negado la existencia de estas conversaciones y desacreditado los reportajes anteriores, sería muy complicado para este gobierno revertir esta posición”. “Un actor social muy importante” La influencia de estas pandillas en la sociedad es importante: “Las estimaciones oficiales de la policía es que hay por lo menos unos 60.000 miembros activos, sobre todo en las principales tres pandillas, que son la Mara Salvatrucha y las dos fracciones del Barrio 18. A esos hay que agregarles los que tienen la intención de unirse a las pandillas, los colaboradores, los familiares, entonces estamos hablando de un colchón social de personas que de alguna u otra manera participan de las actividades de las pandillas o benefician de ellas, de casi medio millón de personas, en un país que tiene poco más de seis millones. Como tal les convierte en un actor social muy importante”, explica el analista. “Ahora, el tema de la participación política o de los términos de las conversaciones que parecen haber tenido lugar es más controversial. Es más difícil determinar realmente cuáles fueron los puntos acordados, se ha mencionado la posibilidad de apoyar al partido Nuevas Ideas en las últimas elecciones generales... Pero ahí es más difícil, es donde empieza a haber bastantes dudas o sombras”, precisa Tiziano Breda. El año pasado, Bukele dijo que la primera investigación del diario El Faro era “falsa” y señaló que su gobierno es criticado por las medidas implantadas en las cárceles, como la de sellar las celdas con placas metálicas, para mantener a los presos aislados tras una escalada de homicidios entre abril y mayo de 2020.