El presidente de Perú, Pedro Castillo, designó esta semana a un nuevo gabinete de ministros, el cuarto desde que llegó al poder hace seis meses. Un periodo marcado por las confrontaciones políticas. Confrontaciones, desacuerdos en su gabinete y cuestionamientos han empañado los seis meses que lleva Pedro Castillo en el poder. Este 8 de febrero el presidente peruano nombró a un nuevo gabinete de ministros encabezado por Aníbal Torres, quien reemplaza al abogado y parlamentario Héctor Valer Pinto, que sólo duró tres días en su cargo, tras publicarse una denuncia por supuesta violencia intrafamiliar. “Coqueteos políticos” El nuevo gabinete de 19 miembros es el cuarto que juramenta Castillo, pues hace una semana el mandatario designó su tercer gabinete tras la renuncia de la primera ministra Mirtha Vásquez por desacuerdos sobre ascensos en la Policía. El académico y analista político Carlos Meléndez dice que para Castillo ha sido muy difícil equilibrar los actores políticos: “Castillo está más preocupado por sobrevivir que por gobernar, entonces crea gabinetes para su supervivencia política, no crea gabinetes para gobernar un país en una crisis económica, social y de salud, como la que está viviendo el Perú”, comenta. Para él, castillo “ha practicado coqueteos políticos en cargos ministeriales, pero no le han dado resultados, por eso vemos esta inestabilidad al momento de coalicionar las fuerzas políticas de izquierda en el Perú”. “Gabinete hecho para la confrontación” Meléndez asegura que este nuevo gabinete refleja el radicalismo que caracteriza al mandatario: “El abogado Aníbal Torres es un personaje que ha confrontado abiertamente a la oposición, es una figura bastante polémica, yo diría que se alinea en una suerte de constitucionalismo populista que está buscando siempre una salida legal para llevar adelante una reforma constituyente a través de un referendo, a pesar de que el Congreso se ha manifestado ante esa imposibilidad”. “Entonces, este ánimo de confrontaciones ha abierto suspicacias, críticas y reparos, no solamente de la oposición, también de sectores de centro porque es un gabinete hecho para la confrontación y no para la gestión pública”, concluye el politólogo. Castillo hizo otros seis cambios en el gabinete, aparte del primer ministro Torres, quien tiene 30 días para obtener un voto de confianza del Congreso. Si el Parlamento, controlado por la oposición derechista, le niega la confianza, Torres debe renunciar y Castillo deberá conformar un quinto gabinete.