La crisis migratoria en el norte de Chile se agudiza a medida que avanza el 2022. Si a finales de enero la ciudad de Iquique fue bloqueada por transportistas en protesta por el aumento de la "delincuencia y de la inseguridad social" que afecta la zona, el pasado sábado el gobierno chileno decretó el "estado de excepción" y el despliegue militar en los sectores fronterizos de cuatro provincias de las regiones de Antofagasta y Arica, tras la muerte de un camionero a manos de un delincuente ilegal. Los bloqueos de camioneros en rutas de Chile fueron levantados este 14 de febrero luego del funeral de un compañero muerto la semana pasada en un incidente con extranjeros, que provocó protestas contra la migración irregular y la militarización de cuatro provincias del norte chileno. Pese a que la nueva Ley de Migración y Extranjería fue promulgada en 2021, faltaba la aprobación del reglamento, que fue publicado el 12 de febrero en el diario oficial chileno. La ley, que permitirá agilizar las expulsiones e incluso hacer “devoluciones en caliente”, sin procedimiento judicial, indica en uno de sus artículos que “será inmediatamente reembarcado o reconducido a la frontera, el extranjero que sea sorprendido por la autoridad ingresando al territorio nacional eludiendo el control migratorio, ya sea por pasos habilitados o no”. “Expulsiones en caliente” Una situación desesperante, confusa y tensa para los miles de migrantes que se encuentran varados en los pasos fronterizos: “En estos momentos estamos viviendo una situación compleja porque el lamentable hecho en el norte [el camionero fallecido] coincidió con la promulgación de la nueva Ley de Extranjería, y una de las consideraciones que tiene esta ley es el poder realizar expulsiones en caliente. Entre ayer y hoy, hay más de 50 personas que está varadas por esta nueva ley ya que Chile no las recibe, pero al mismo tiempo no hubo una comunicación previa con los países vecinos por esta nueva ley, y los países vecinos, en este caso Bolivia, tampoco quieren recibir a estas personas migrantes, refugiadas, que ingresaron por pasos no habilitados a Chile”, nos comenta Carlos Carrasco, secretario de la Asociación Venezolana en Chile. La actual situación de crisis migratoria en el norte de Chile no sorprende a los organismos civiles que ya avistaban este desenlace, desde que se implementó la obligatoriedad de visa a los ciudadanos venezolanos allá por 2018. “Nosotros alertábamos que esta situación se iba a dar en el norte de Chile desde el mismo momento en que se impuso visa a las personas de nacionalidad venezolana, porque en el momento en que tú colocas visa para cierta nacionalidad, lo que estás creando es un mercado negro que se va a lucrar traficando a estas personas. Anteriormente el tráfico era con personas de nacionalidad haitiana, hoy son de nacionalidad venezolana, y esto va a seguir pasando en la medida en que no haya soluciones integrales”, denuncia Carrasco. “Solución a más largo plazo” “Nos preocupa un poco el aprovechamiento político que se le ha dado a esta situación, ya que ha colocado una situación de bastante acoso, inclusive de persecución en algunos casos, hacia las personas migrantes y refugiadas, especialmente en el norte de Chile. Nosotros creemos que aquí hace falta no sólo que pueda existir justicia y una mayor seguridad en la frontera, sino que además se pueda plantear una solución más a largo plazo para la crisis migratoria”, estima. Según él, una mayor seguridad no es una solución al problema, porque “en muchos casos, lo que está generando son otros canales irregulares por los cuales se va a seguir traficando a personas y que lamentablemente también van a generar una situación de vulnerabilidad para toda la sociedad en general en esta región. Entonces es necesario que podamos avanzar hacia estrategias que contemplen una integración socioeconómica de estas personas, que se pueda agilizar los procesos de refugio, y que las expulsiones, cuando se den, se den en el marco del derecho internacional”. Desde finales de 2020, migrantes cruzan a pie la frontera con Perú y Bolivia, a más de 4.000 metros de altitud y con extremas temperaturas, para llegar hasta Chile donde buscan una mejor vida. Los inclementes pasos altiplánicos del norte siguen formando la principal ruta de ingreso irregular, un paso en el que han perdido la vida al menos dos personas en lo que va de año y una veintena desde que se inició el flujo masivo en febrero de 2021. En Chile hay 1,4 millones de migrantes, lo que equivale a más del 7 % de la población. Los venezolanos son los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.