El bombardeo de nubes es un proceso químico que implica la dispersión de sustancias químicas en las nubes con el fin de aumentar su capacidad de precipitación. Los expertos consultados por RFI cuestionan su utilidad. No es una técnica nueva y de hecho, durante el gobierno de López Obrador ya se implementó en el Programa de Estimulación de Lluvias para Mitigar la Sequía en 2021 y 2022. Efecto limitado y alto costo son las principales limitaciones del bombardeo de nubes como recurso para luchar contra la sequía que azota México. Los expertos consultados por RFI cuestionan su utilidad. Para conseguir esto se utilizan aviones equipados con dispositivos que se encargan de dispersar materiales químicos en las nubes, por ejemplo: yoduro de plata, nitrato de sodio o en su defecto, cloruro de calcio, las cuales ayudan a estimular la formación de cristales de hielo en las nubes y así poder aumentar la probabilidad de que se produzcan precipitaciones. El doctor Luis Ladino de la Universidad Nacional Autónoma de México dice: "Es muy controversial y a día de hoy ni la Organización mundial de la meteorología recomienda esta estrategia como una estrategia que funcione desde un punto de vista científico". El doctor señala en nuestra antena que si no funciona desde el punto de vista científico es que "no es reproducible. Ellos argumentan que ha aumentado un 25% estas precipitaciones en algunos experimentos. Pero entonces la comunidad científica les puede preguntar que lo repitan y lo demuestren". Para enfrentar la sequía el ingeniero Antonio Gutiérrez Marcos, exdirector de agua potable del valle de México, aboga por trabajar a largo plazo en la restauración de los recursos hídricos. "A medida que se da un desarrollo urbano desmedido y sin orden, se empiezan a invadir las zonas que normalmente son de recarga. Esto provoca que no se dé infiltración adecuada en acuifero, genera encharcamientos e inundaciones en las ciudades y entonces empiezas a pelearte con el agua de lluvia en lugar de aprovecharla" sentencia Gutiérrez Marcos en RFI. Según la Conagua, su monitoreo en las principales presas de México, en al menos tres de los 210 cuerpos de agua se encuentran en su nivel más bajo de agua, es decir, en cero. Su informe dio a conocer que la presa El Peaje, en San Luis Potosí, Copándaro de Dolores, en Michoacán y la presa Divino Redentor, en Querétaro, son las presas con menor nivel de agua.