Aprobada ya en una primera discusión en el Parlamento de Venezuela y a falta de una segunda para que pueda entrar en vigor, la nueva "Ley contra el Fascismo, neofascismo y similares" despierta recelos en la oposición y los activistas pro-derechos humanos. La nueva “Ley contra el Fascismo, neofascismo y similares", que fue aprobada en una primera discusión en el Parlamento de Venezuela, plantea penas de cárcel, inhabilitaciones y multas contra las personas o medios de comunicación que propaguen mensajes contrarios a la ley y se prohíben las manifestaciones y organizaciones políticas donde se considere que hay apología a estas ideologías.Sin embargo, la ambigüedad de la ley plantea un primer problema, según el analista y estratega político venezolano Victor Maldonado: “Me llama mucho la atención de que una ley tenga ese título de similares. O sea que cualquier cosa que a ellos les parezca que pueda ser incorporado en ese conjunto será objeto de la ley. Esto plantea muchos interrogantes sobre la arbitrariedad en su interpretación de contenido y en su aplicación”.Por ello, es comprensible que se denuncie que esta ley pueda ser una herramienta más para perseguir a la oposición.Leer tambiénEl régimen de Venezuela impulsa una ley contra el ‘fascismo’“Está estableciendo un nuevo tipo de delitos políticos y es una ley, que ya planteada así, pone en duda que se mantenga un mínimo espacio cívico del cual se puedan valer los ciudadanos venezolanos, porque esto señala potencialmente como delitos las reuniones públicas y manifestaciones, organizaciones sociales y políticas. Señala que intenta excluir a los ciudadanos de participar en cargos públicos sólo porque tengamos opiniones e ideologías diferentes", advierte Maldonado. El texto hace también alusión a términos como el "neoliberalismo" o los "pensamientos conservadores" como rasgos comunes del fascismo y prohíbe la difusión de este tipo de mensajes. “¿Qué significa el pensamiento conservador? El conservador es qué, ¿un creyente de una religión occidental?, por ejemplo, no lo sabemos. Entonces, claro, desde el punto de vista de la turba, que siente que tiene poder suficiente para ponérsela a los demás, estos conceptos también son administrados turbulentamente, y por supuesto, eso genera muchísimo peligro, porque al final aquel que es visto con conductas, maneras, modos de pensar y convicciones diferentes, es declarado enemigo", concluye el analista venezolano.