El presidente peruano, Pedro Castillo, anunció que ordenará a las Fuerzas Armadas que colaboren en los operativos realizados por la policía contra la delincuencia, en el marco de un estado de emergencia por la inseguridad ciudadana, decretado en Lima y el vecino puerto del Callao. En Lima, la inseguridad se ha vuelto la principal preocupación de 7 de cada 10 habitantes de la capital peruana, y la percepción de la mayoría de sus habitantes es que la situación se ha agravado desde la llegada de Pedro Castillo a la Presidencia. Ante este descontento, el mandatario decretó en enero un estado de emergencia por la delincuencia en Lima y en el vecino puerto del Callao, y anunció este lunes la militarización de la lucha contra la delincuencia. “Vamos a sacar a las fuerzas armadas para combatir una vez por todas al delincuente chico y al delincuente grande”, declaró el lunes con un tono marcial el presidente peruano Pedro Castillo, vestido con un chaleco antibalas. Lo hacía durante un operativo contra la delincuencia callejera en el populoso distrito de El Agustino, en Lima. En la capital peruana, 7 de cada 10 limeños dice que la inseguridad es el principal problema de la cuidad, según el informe elaborado por la ONG Lima Cómo Vamos. “Si bien no es una medida novedosa, es algo que se repite a lo largo de los diferentes gobiernos que hemos tenido, tiene un poco la misma raíz: es un proceso que busca afirmar un sentido de autoridad que permita a los políticos conectar con esta idea de proteger a la ciudadanía y por lo tanto esta necesidad de mostrar este uso de la fuerza, de toques de queda, estados de emergencia, militarización de las calles, con una serie de riesgos en cuanto a violación de derechos humanos”, comenta Mariana Alegre es la directora ejecutiva de la organización Esta percepción de la inseguridad en Lima ha subido desde la llegada a la presidencia del candidato de izquierda Pedro Castillo hace 7 meses. Una encuesta de Ipsos indica que, desde entonces, para el 56% de los consultados la sensación de inseguridad se ha agravado. Para la directora ejecutiva de Lima Cómo Vamos, esta mirada obedece a la polarización política, la crisis económica arrastrada por la pandemia y la instrumentalización de la inmigración venezolana. “Eso ha sido alimentado por comentarios xenófobos a lo largo de la campana electoral del año 2021, además de las crisis políticas que hemos tenido en 2020. Y ha habido una polarización importante en relación con el nuevo gobierno y a sus ideologías”, detalla Mariana Alegre. “Esa mayor sensibilidad de la ciudadanos en relación al gobierno, a la ideologías y a las polarización políticas genera por lo tanto un terreno fértil para construir tanto discursos de odio como para polarizar y generar estos enemigos y fantasmas que a veces se ven donde no hay”. Unos fantasmas que, según Alegre, se ven agigantados por el uso de las redes sociales.